CONSTANCIA.
Del latín constantia, la constancia es la firmeza y perseverancia en las resoluciones.
Se trata de una actitud o de una predisposición del ánimo respecto a un propósito.
La constancia no es una virtud muy común; es uno de los pilares del éxito, en todas sus variantes, por lo cual es entendible que solo ciertas personas la practiquen.
La vida moderna nos ofrece un sinfín de comodidades, aunque no todas son tan evidentes. Nos hemos acostumbrado a creer que nos esforzamos por conseguir todo lo que tenemos.
No sería justo negar la dedicación y la constancia necesarias para mantenernos activos dentro de una sociedad, pero tampoco lo sería pasar por alto que la humanidad no ha avanzado a través de moldes, sino rompiéndolos y buscando nuevos horizontes.
Ser constante lleva implícito el hecho de enfrentarse a una serie variable de dificultades, impidiendo que nos derriben, que nos quiten las ganas de seguir adelante hasta conseguir lo que nos proponemos. Y para ello es necesario que se cumplan ciertas condiciones, siendo el interés genuino por la causa una de las más importante.