Cuando la vida es dulce, da gracias y celebra. Cuando sea agria, da gracias y crece.
El agradecimiento por todas las cosas que nos suceden, buenas y malas, está en la base de la búsqueda de la plenitud. Incluso por las situaciones que nos causan dolor merecen cierto agradecimiento, puesto que en ellas se haya la base de nuestro crecimiento intelectual, emocional y espiritual. Porque el dolor nos puede ayudar a crecer.
De hecho, el dolor y las experiencias amargas son potentes abonos para construir tu crecimiento personal profundo. Un sufrimiento desde el que puedes iniciar cambios trascendentales para crear una mejor versión de ti mismo. Esto tiene un nombre. Se llama crecimiento postraumático.
Qué es el crecimiento postraumático
Fueron los psicólogos Richard G. Tedeschi y Lawrence G. Calhoun quienes, a mediados de la década de 1990, investigaron originalmente el crecimiento postraumático (PTGI, por sus siglas en inglés, Posttraumatic Growth Inventory). Los investigadores encontraron que el 90% de las personas que experimentan un evento traumático -y el dolor que lo acompañó- están expuestas al menos a un factor identificado como crecimiento postraumático.
Los cinco pilares del PTGI son:
- Deseo de estar abierto a nuevas oportunidades que no estaban presentes o no parecían posibles antes.
- Mayor sentido de conexión con los demás, reflejado por lo general en un aumento de la empatía por el sufrimiento de otros.
- Mayor sentido de autosuficiencia: si se ha superado eso es que se puede superar cualquier cosa.
- Aumento de gratitud por la vida en general y aprecio por las cosas que antes se daban por seguras.
- Profundización en una conexión espiritual o propósito, lo que puede incluir el cambio de creencias o la redefinición de las mismas.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/cuando-el-dolor-te-ayuda-a-crecer/