FAMILIA ALCOHÓLICA

FAMILIA ALCOHÓLICA. En una familia alcohólica el problema de dependencia es mantenido por todos los miembros del sistema familiar, ya que, en su afán por ayudar al adicto, prolongan la enfermedad por la falta de aceptación de ésta. Acaban, de esta manera, transformándola en un problema conductual, creando la ilusión de que se puede controlar.

Entre las características más comunes en estas familias nos encontramos con: la sobreprotección, la fusión o unión excesiva entre los miembros, la incapacidad para resolver conflictos, la rigidez extrema, la falta de intimidad, una nula comunicación o evitación del dialogo, la presencia en la familia de un continuo estado de estrés ante la conducta impredecible tanto del alcohólico como del codependiente. La enfermedad ha hecho que cada miembro de la familia tenga un papel específico «funcionando» disfuncionalmente.

En este contexto, los miembros de la familia se defienden de su realidad negándola, lo que hace que el sufrimiento sea crónico; así, la familia llega a inmunizarse, desarrollando una tolerancia y adaptación al sufrimiento. La tristeza, la desilusión, la amargura, la soledad, el rencor y la nostalgia están presentes en cada uno de los miembros.

En el caso de los hijos, y aún cuando ellos no consuman sustancias, previsiblemente desarrollarán los mismos patrones conductuales que han aprendido, los cuales estarán presentes en su nueva relación familiar y serán perpetuados generacionalmente, hasta que alguien se desprenda de esta identidad familiar e inicie un nuevo modelo de familia.

Autora: Azucena Martí Palacios.

Fuente: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=898

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