Empezaremos por el principio explicando que un voluntario es aquella persona que se une libre y desinteresadamente a un grupo para trabajar con fines benéficos o altruistas.
El trabajo voluntario debe cumplir tres condiciones:
-Ser desinteresado: el voluntario no persigue ningún tipo de beneficio o gratificación.
-Ser intencionado: el voluntario persigue un fin y un objetivo positivo (buscar un cambio a mejor en la situación del otro) y legítimo (el voluntario goza de capacidad para realizar la ayuda y de cierto consentimiento de la parte ayudada).
-Estar justificado: No es un pasatiempo ni un entretenimiento sin más, sino que persigue la satisfacción de una necesidad.
Y para esto es necesario, sin duda alguna, tener espíritu de servicio.
Servir quiere decir dar, sacrificar una parte de sí mismo, de lo que se posee, en favor de otros, escribió Jean-G. Lossier. Según él, es necesario, en primer lugar, conocerse, encontrarse a sí mismo, único medio de conocer y de encontrar a los demás.
Así pues, una vez explicado en que consiste ser voluntario, planteamos las siguientes cuestiones:
. ¿Todas las personas están dispuestas a ser voluntarias?
. ¿Somos conscientes de la responsabilidad que conlleva ser voluntario?
. ¿Estamos dispuestos a dar lo que hemos recibido?
. ¿Hay un compromiso sincero?
. ¿Es necesaria una gran calidad humana para ser voluntario?
Todas estas cuestiones y muchas más, son planteadas porque parece que no son buenos tiempos para el voluntariado. En ocasiones suele ocurrir que olvidamos fácilmente lo que hemos recibido y una vez que nos encontramos medianamente bien,”a otra cosa mariposa”.
Nadie que haga una labor de voluntariado se le puede exigir nada, pero amigos, ¿que menos que dar aquello que hemos recibido?